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miércoles, 6 de abril de 2016
techo - cromañon
EL TECHO
Los expertos afirmaron que el techo del boliche tenía espuma
de poliuretano, guata y media sombra y que el primero desprendió gases tóxicos
que provocan la muerte como el ácido cianhídrico, dióxido y monóxido de
carbono, óxido de nitrógeno y vapores de isocianato.
Agregaron que la cantidad de cianuro liberada en el local
desde los paneles acústicos del techo, que eran de poliuretano, fue de 1,45
kilos. “Los gases son permanentes, nunca condensan, quedan en el aire.
Los peritos estimaron que en el local se concentraron 225 partes
por millón (ppm) de ácido cianhídrico, teniendo en cuenta que había una quinta
parte del predio ocupado, y que ese nivel “es letal en ratas de laboratorio”.
Valdez, por su parte, remarcó que “un material utilizado inadecuadamente puede
ser más peligroso que una hamburguesa con bacterias. Es importante decirlo en
este juicio histórico”.
Ellas expresan muchas cosas: los jóvenes, sus proyectos, sus
alegrías, su música. También el reclamo de justicia. Son un clamor contra la
impunidad. Constituyen una misión, un mensaje. Interpelan al poder, al
empresario corrupto, al político venal.
Cuando se iniciaron las protestas de los familiares de los
chicos muertos, a alguien se le ocurrió poner en marcha un zapatillazo
, que reeditaría así el siluetazo de la dictadura (plantillas de
papel de tamaño natural para recordar a los desaparecidos). Enseguida se
instauró la zapatilla colgada de los cables de la luz como?símbolo de protesta
por la tragedia de Cromañón.
cromañon
El
30 de diciembre de 2004 se presentaba en República Cromañón el grupo
Callejeros, que ya había tocado en el lugar meses antes en la inauguración del
local. El incendio comenzó aproximadamente a las 22 horas con 50 minutos,
después de que uno de los asistentes al espectáculo encendiera, pese a los
varios pedidos de los músicos, unas bengalas (elemento de pirotecnia), cuyo
fuego impacto en una media sombra, una
especie de tela de plástico inflamable, que a su vez apoyaba sobre guata
recubierta por planchas de poliuretano.
Cabe
aclarar que la utilización de bengalas y otro tipo de pirotecnia, tanto en
espacios abiertos como cerrados, era común en los recitales del llamado rock
suburbano o rock chabón. La pirotecnia llegó a convertirse en parte del
folclore y de la estética de esa música, un ritual dentro del propio recital.
Al
notar el incendio, los espectadores comenzaron a evacuar el lugar. Sin embargo,
esta evacuación no se realizó en forma normal por un motivo: una de las salidas
se encontraba cerrada con un candado y alambres, los gases tóxicos producto de
los materiales inflamables asfixiaron rápidamente a muchas personas y el corte
de luz produjo al comenzar el incendio.
Muchos
de los que lograron salir del lugar volvieron a ingresar para rescatar a las
personas que todavía se encontraban en el interior del edificio. Pese a sus
esfuerzos, en el incendio y en los días siguientes murieron 194 personas y al menos
1432 resultaron heridas; incluso familiares de integrantes de la banda.
Fallecieron varios niños, y varios medios de información declararon que había
una guardería en el baño de damas. Decían que si mostrabas un certificado de
paternidad del menor, te dejaban pasar tranquilamente al local, incluso siendo
ilegal.
Hoy
alrededor del 30% de los sobrevivientes del incendio sigue bajo tratamiento ya
sea médico, psiquiátrico o psicológico. Uno de cada cuatro de los pacientes
bajo tratamiento estuvo medicado fundamentalmente con antidepresivos y
antirrecurrenciales (estabilizadores de los estados anímicos).
De
acuerdo a cifras oficiales de 2009, en los hospitales públicos de la Ciudad de
Buenos Aires había 565 sobrevivientes bajo tratamiento estable. Según un estudio,
practicado en 800 sobrevivientes y familiares de las víctimas, presentado por
especialistas del Hospital Albear en el IV Congreso Mundial de Estrés
Postraumático, reveló que la mayoría de los sobrevivientes del incendio sufrió
de graves cuadros de estrés postraumático con síntomas que van desde
taquicardias, náuseas, vómitos, sensación de mareo, y trastornos del sueño.
También se han reportado varios suicidios por parte de los sobrevivientes y
familiares de victimas.
El
local se encontraba habilitado para dichos espectáculos con una capacidad de
hasta 1031 personas; sin embargo el recuento del público era bastante mayor a
dicha cifra. En la causa judicial se asegura que ingresaron al menos 4500
personas, ya que se habían vendido las 3500 entradas disponibles y se calculó
la existencia de 1000 personas que ingresaron sin ent
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